De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la seguridad vial se ha convertido en un problema grave en el mundo, en particular en aquellos países que registran desigualdad social grave, como México. Las estadísticas son contundentes: Cada año, los accidentes de tránsito se cobran casi 1,3 millones de vidas (es la principal causa de defunción entre los jóvenes de 15 a 29 años de edad) y provocan traumatismos a entre 20 y 50 millones de personas más; 90% de las muertes en carretera se producen en los países de ingresos bajos y medianos, a los que sólo corresponde 48% del parque mundial de vehículos matriculados, lo que habla de una cultura vial deficiente; 46% de las personas que fallecen en el mundo a consecuencia de accidentes de tránsito son «usuarios vulnerables de la vía pública» (peatones, ciclistas y conductores o pasajeros de vehículos de motor de dos ruedas), proporción que es mayor en los países de ingresos bajos que en los de ingresos altos.

Este panorama ha generado preocupación tal, que la OMS ha declarado al actual periodo (2010-2020) como el decenio de la seguridad vial, proyecto que integra diversos programas para disminuir los siniestros y el número de víctimas que provocan, a través de la promoción de leyes eficaces y de la educación vial en todo el mundo. La iniciativa es loable pero se trata de un trabajo arduo, que requiere de la comprensión de todos para tener el impacto buscado.

LES DESEO UN BUEN CAMINO Y UN MES LLENO DE SALUD
Ma CARMEN BLANCA CARRASCO
ASESOR DE SEGUROS