Estudios diversos han señalado
al derroche sistemático de recursos como una importante fuga de dinero en casa, lo cual se nota a fin de mes, en las facturas de servicios.
Es el caso del agua, donde una persona puede gastar hasta 90 litros cada vez
que toma un regaderazo o cuando le jala indiscriminadamente al wc; igualmente se desperdicia
cuando se lava la ropa o los platos. En todos los casos, hay maneras de
ahorrar, como por ejemplo, reducir la duración de la ducha o cerrar la llave
cuando se enjabona los trastes, por citar dos actividades.
Asimismo es posible
mejorar el uso de la energía eléctrica. Una manera es mantener limpio y
ventilado la parte trasera del refrigerador y el congelador; también sirve
ajustar el termostato del compartimento de refrigeración a 6 grados centígrados
y en el de congelación a -18 grados; es recomendable también mantener la puerta abierta
lo menos posible. Estas sencillas medidas podrían ahorrarle hasta 20 por ciento
del consumo del aparato. En cuanto a la
luz, siempre es posible llevar a cabo acciones similares, como aprovechar al
máximo la luz solar o utilizar focos
ahorradores o evitar dejar en hibernación los aparatos que no se usen o evitar iluminar al ausente.
Al momento de cocinar, si
usted tapa todo lo que prepara en la estufa o si apaga el fuego cinco minutos
antes de terminar, para aprovechar el calor residual, experimentará resultados
positivos a fin de mes en la cuenta del gas. Algo parecido sucede con el teléfono: evitar salirse del
plan que se contrata –que debe ajustarse a sus necesidades- o cancelar los servicios
superfluos o elegir la compañía de telefonía celular más barata, son medidas
que impactarán positivamente en su economía.
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