Cualquiera lo sabe:
enfermarse sale caro. Y mientras más grave es la enfermedad, más costosa. Y la
carga se hace más pesada, y no únicamente en lo que al tema financiero se
refiere; la familia sufre también cuando alguien cae en cama por un mal serio.
También todo mundo sabe que todo mundo es suceptible de enfermarse, e
igualmente, conoce las posibilidades de contraer algo más feo que una simple
“gripita”. Asimismo, todos sabemos que existen mecanismos para paliar los
riesgos de la vida: tener una vida saludable -señalan médicos, nutriólogos y
otros especialistas- evitan enfermedades y padecimientos graves; además, tener
una vida ordenada serena la vida y la mente, dicen maestros, chamantes y sabios
por igual; todo mundo sabe también que los seguros preveen el enorme gasto que
significa enfrentar una circunstancia de emergencia médica o de extrema
gravedad.
Sin embargo, aunque
todo mundo sabe que los seguros protegen las finanzas familiares contra dificultades que afectan a la salud de algún pariente, al patrimonio o al
nivel de vida, con consecuencias catastróficas para el futuro y el progreso de
la familia, no todos los contratan y la vida los sorprende con desagradables
sorpresas sin un solo quinto o con bienes conseguidos a costa de mucho trabajo,
los cuales se pierden como agua en el desierte en caso de emergencia.
Los riesgos
financieros cubiertos por los seguros, creánlo, tienen sentido. Un pequeño
ejemplo: los sucesos inesperados más comunes de los partos elevan la cuenta dle
médico de uno a casi 10 millones de pesos. Son padecimientos como
alteraciones en algún órgano vital, insuficiencia cardiaca o respiratoria
o hernias diafragmáticas, por tocar un caso específico, que estremecen las
finanzas de las familias, golpeadas ya de por sí por una circunstancia tan difícil.
Si bien es imposible
cancelar el riesgo, un factor siempre presente en la vida, seguro que es
posible evitar que las finanzas familiares se desintegren al enfrentar una
enfermedad grave o una circunstancia fatal. Y el primer paso es acudir a un
asesor pofesional de seguros para contar con una perspectiva real de tu
situación de riesgo, es decir, para que te aconseje sobre el tipo de seguros que
tienes que contratar para quedar perfectamente protegido. Llámame, envíame un correo, contáctame para hacer una cita y hablar de este tema, tan trascendental
como la vida misma.