El pasado 18 de abril, los capitalinos sufrimos un sismo de 7.2 grados Richter; el 8 de mayo se sintió otro de 6.4 y no ha dejado de temblar desde entonces. Además, la Comisión Nacional del Agua espera para este 2014 fuertes lluvias, tormentas eléctricas y viento huracanados en diferentes estados de la República. En los últimos años inundaciones, tormentas y temblores han provocado pérdidas billonarias en todo el país.
De acuerdo con la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), en el 2013 México fue afectado por 24 sequías o fenómenos de calor extremo, que perjudicaron a poco más de 2 millones 701,000 viviendas con pérdidas económicas de 2,192 millones 600,000 dólares; en los últimos años se han registrado poco más de 148 fenómenos meteorológicos que dañaron 13 millones 100,368 viviendas, con pérdidas económicas por 26,827 millones 910,000 dólares; asimismo, unos 30 sismos de considerable intensidad ocasionaron averías a 2 millones 630,972 hogares y generaron pérdidas por más de 6,161 millones de dólares. El peligro es permanente: Estudios recientes señalan que 22 entidades federativas están en riesgo, con 78 millones 750,815 personas que son susceptibles a sufrir desde inundaciones, huracanes, tsunamis o terremotos.
Datos proporcionados por diversas autoridades señalan que se desembolsaron 25 mil millones de pesos anuales en los últimos 13 años a causa de temblores y huracanes; el sector asegurador pagó más de 26,000 millones de dólares por los 10 desastres naturales que más han golpeado a México desde el 2005. Resulta significativo que, pese a tales números, solo 5 por ciento de las casas mexicanas tiene una póliza de seguro. Los datos hablan por sí mismos: los mexicanos necesitamos urgentemente protegernos contra catástrofes naturales, para lo cual es imprescindible aprender la cultura del seguro.
Después de todo, es mejor prevenir que lamentar: en lugar de vernos en la necesidad de preguntarnos ¿cómo le hago para reponer estos daños? al ser víctima de las manifestaciones de la Madre Naturaleza, mejor tomamos un seguro como POLIFAM (de GNP), pues ante esas circunstancias, un seguro contra daños es la respuesta. MÁNDENOS UN CORREO PARA QUE LES ENVIEMOS MÁS INFORMACIÓN SOBRE ESTE TEMA.
De acuerdo con la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), en el 2013 México fue afectado por 24 sequías o fenómenos de calor extremo, que perjudicaron a poco más de 2 millones 701,000 viviendas con pérdidas económicas de 2,192 millones 600,000 dólares; en los últimos años se han registrado poco más de 148 fenómenos meteorológicos que dañaron 13 millones 100,368 viviendas, con pérdidas económicas por 26,827 millones 910,000 dólares; asimismo, unos 30 sismos de considerable intensidad ocasionaron averías a 2 millones 630,972 hogares y generaron pérdidas por más de 6,161 millones de dólares. El peligro es permanente: Estudios recientes señalan que 22 entidades federativas están en riesgo, con 78 millones 750,815 personas que son susceptibles a sufrir desde inundaciones, huracanes, tsunamis o terremotos.
Datos proporcionados por diversas autoridades señalan que se desembolsaron 25 mil millones de pesos anuales en los últimos 13 años a causa de temblores y huracanes; el sector asegurador pagó más de 26,000 millones de dólares por los 10 desastres naturales que más han golpeado a México desde el 2005. Resulta significativo que, pese a tales números, solo 5 por ciento de las casas mexicanas tiene una póliza de seguro. Los datos hablan por sí mismos: los mexicanos necesitamos urgentemente protegernos contra catástrofes naturales, para lo cual es imprescindible aprender la cultura del seguro.
Después de todo, es mejor prevenir que lamentar: en lugar de vernos en la necesidad de preguntarnos ¿cómo le hago para reponer estos daños? al ser víctima de las manifestaciones de la Madre Naturaleza, mejor tomamos un seguro como POLIFAM (de GNP), pues ante esas circunstancias, un seguro contra daños es la respuesta. MÁNDENOS UN CORREO PARA QUE LES ENVIEMOS MÁS INFORMACIÓN SOBRE ESTE TEMA.